No debes, relacionar el misterio del Reino de Dios y la Iglesia, que lo anuncia y lo realiza, con ninguna especie de artes mágicas y ocultas. “Misterio” significa que el origen y la meta de lo que somos y de lo que hacemos en la Iglesia es Dios. El misterio te abre a la iniciativa de Dios: Él ha enviado a su Hijo, para hacernos a todos hijos suyos y hermanos los unos de los otros. Mediante el Espíritu Santo, Dios hace que pueda ser verdad esta filiación, esta fraternidad también, hoy, para nosotros. Por eso decimos que el Espíritu Santo es el primer evangelizador. Sin su trabajo interior en la vida de la gente, toda nuestra tarea evangelizadora sería inútil. El Espíritu de Jesús es el que “mueve” y “convierte” los corazones para que crean. Cuando tú llegas a alguien, el Espíritu ya ha llegado antes. En toda nuestra tarea evangelizadora somos instrumentos del Espíritu Santo.