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Mostrando entradas de octubre, 2013

Abraham

Mi nombre es Abrahán, hijo de Teraj. Mi vida transcurrió por las tierras del Creciente Fértil hace unos 4.000 años. Viví muchos años, tantos que ni me acuerdo de cuantos. Pero hay algo que jamás olvidaré, pues marcó mi vida para siempre. De no haber sido por aquello, mis muchos años habrían quedado olvidados y baldíos. Sucedió a raíz de un encuentro inesperado. Yo era un hombre corriente, de hecho, aún lo sigo siendo. Seguía fielmente las costumbres sociales y religiosas de mis antepasados. Tenía rebaños y me movía con ellos en busca de pastos. Y estaba felizmente casado con Sara, una mujer que, a pesar su fortaleza, no podía darme hijos. Pero estábamos muy unidos y nos queríamos mucho. Éramos ya ancianos y aguardábamos juntos el ocaso de nuestras vidas. Sin embargo, cuando parecía que nuestra historia terminaba, resultó volver a comenzar, ¡y con qué fuerza e ilusión! Yo era un hombre religioso, pero sin excesos. Procuraba estar a bien con los dioses de mi familia y

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2013

Queridos hermanos y hermanas: Este año celebramos la Jornada Mundial de las Misiones mientras se clausura el  Año de la fe , ocasión importante para fortalecer nuestra amistad con el Señor y nuestro camino como Iglesia que anuncia el Evangelio con valentía. En esta prospectiva, quisiera proponer algunas reflexiones. 1. La fe es un don precioso de Dios, que abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar, Él quiere relacionarse con nosotros para hacernos partícipes de su misma vida y hacer que la nuestra esté más llena de significado, que sea más buena, más bella. Dios nos ama. Pero la fe necesita ser acogida, es decir, necesita nuestra respuesta personal, el coraje de poner nuestra confianza en Dios, de vivir su amor, agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. Todo el mundo debería poder experimentar la alegría de ser amados por Dios, el gozo de la salvación. Y es un don que no se puede