CAFA - Introducción general
INICIACIÓN CRISTIANA EN NUESTRO HOY AUDIO MP3 (1 HORA)
1. Carta de nuestro Obispo Gabriel Mestre a los párrocos y catequistas de la Diócesis de Mar del Plata
Queridos párrocos y catequistas de la diócesis:
Ante todo quisiera agradecerles toda la tarea que realizan a diario a favor de la catequesis; Dios confía mucho en nosotros y nos pone año tras año a niños para que acompañemos en el camino de la fe. Saben que es mi deseo, y en eso basé mi primera carta pastoral, una Iglesia TRINITARIA, SINODAL Y PROFÉTICA. La catequesis también debería girar en torno a estos ejes.
El contenido esencial de la catequesis es y será este Dios que se nos revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo; una catequesis sinodal implica la capacidad de escuchar y escucharnos para caminar juntos y discernir juntos cual es la voluntad de Dios, lo bueno, lo óptimo y lo posible en sana tensión a un siempre más y mejor; una catequesis profética que anuncie y actualice la buena noticia en las distintas circunstancias de la vida personal, familiar y social. …
El haber bajado la duración de la catequesis conlleva un compromiso sobreañadido y más consciente por parte de los sacerdotes y de los catequistas de suplir con calidad lo que hemos restado en cantidad; es por eso que los invito y exhorto a velar más por nuestra catequesis de iniciación de niños y de ir generando poco a poco en nuestras comunidades espacios para que niños y adultos descubran que la Iglesia es un lugar privilegiado para vivir y desarrollar todas las potencialidades humanas y espirituales para ir construyendo el Reino de Dios entre los hombres.
El haber bajado la duración de la catequesis conlleva un compromiso sobreañadido y más consciente por parte de los sacerdotes y de los catequistas de suplir con calidad lo que hemos restado en cantidad; es por eso que los invito y exhorto a velar más por nuestra catequesis de iniciación de niños y de ir generando poco a poco en nuestras comunidades espacios para que niños y adultos descubran que la Iglesia es un lugar privilegiado para vivir y desarrollar todas las potencialidades humanas y espirituales para ir construyendo el Reino de Dios entre los hombres.
2. VER: la Iniciación cristiana en nuestro HOY
Iniciación: seguimiento, discipulado, conocimiento interior, corazón de Cristo.
A la vida: vivir en el Evangelio, vivir plenamente, vivir felices, vivir desde ahora.
Cristiana: vida ungida como la de Jesús, la unción es para la misión, y la misión es hacer venir el reino de Dios, liberando a los pobres, aliviando a los afligidos, haciendo realidad los nuevos cielos y la nueva tierra.(Lc. 4, 16-21)
Somos llamados a ser cristianos injertados en Cristo por el Bautismo, ungidos por el Espíritu en la Confirmación, religados en comunión fraterna, para la misión.
La catequesis de iniciación cristiana, no es una catequesis pre sacramental, los sacramentos de la iniciación, son los momentos comunitarios (=eclesiales) importantes, salvíficos y significativos, que van señalando esa iniciación pero son Sacramentos para la vida, para la vida cristiana, para la vida en misión.
En las Comunidades eclesiales de América Latina es notable la madurez en la fe de muchos laicos y laicas activos y entregados al Señor, junto con la presencia de muchos abnegados catequistas, de tantos jóvenes, de nuevos movimientos eclesiales y de recientes Institutos de vida consagrada. Se demuestran fundamentales muchas obras católicas educativas, asistenciales y hospitalitarias.
Se percibe, sin embargo, un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica debido al secularismo, al hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudoreligiosas. (Benedicto XVI en Aparecida)
*Esto nos habla de la universal necesidad de encontrar respuestas salvacionales, sentido a la vida, identidad trascendente… “Los enfermos y poseidos por demonios” de tiempos de Jesús… (Lc.5,40-41).
A nivel personal, el hombre post-moderno sufre de horfandad, soledad, tristeza, angustia existencial.
Trabajo en grupos:
.¿Qué evangelio anunciamos, qué vida proponemos, cómo celebramos la salvación en Cristo?
Mt.11, 28-30 Cuales serían los “agobios” del hombre postmoderno…Cómo anunciaría Jesús hoy su evangelio = buena nueva a estas personas…Cómo lo hacemos nosotros… Qué nos está pidiendo el Espíritu que nos habla en esta situación…
La Iglesia tiene la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de este Continente que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo. Esto conlleva seguirlo, vivir en intimidad con Él, imitar su ejemplo y dar testimonio.
Todo bautizado recibe de Cristo, como los Apóstoles, el mandato de la misión: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará” (Mc 16,15). Pues ser discípulos y misioneros de Jesucristo y buscar la vida “en Él” supone estar profundamente enraizados en Él.
Hay que educar al pueblo en la lectura y meditación de la Palabra de Dios: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vean que las palabras de Jesús son espíritu y vida (cf. Jn 6,63). De lo contrario, ¿cómo van a anunciar un mensaje cuyo contenido y espíritu no conocen a fondo?
Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios. Un gran medio para introducir al Pueblo de Dios en el misterio de Cristo es la catequesis. En ella se trasmite de forma sencilla y substancial el mensaje de Cristo:
Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios. Un gran medio para introducir al Pueblo de Dios en el misterio de Cristo es la catequesis. En ella se trasmite de forma sencilla y substancial el mensaje de Cristo:
“El Reino está viniendo, crean la Buena Noticia y conviértanse”
3. Convendrá por tanto intensificar la catequesis y la formación en la fe, tanto de los niños como de los jóvenes y adultos. La reflexión madura de la fe es luz para el camino de la vida y fuerza para ser testigos de Cristo. En este esfuerzo por conocer el mensaje de Cristo y hacerlo guía de la propia vida, hay que recordar que la evangelización ha ido unida siempre a la promoción humana y a la auténtica liberación cristiana. “Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios” (Deus caritas est, 15).
Para formar al discípulo y sostener al misionero en su gran tarea, la Iglesia les ofrece, además del Pan de la Palabra, el Pan de la Eucaristía. A este respecto nos inspira e ilumina la página del Evangelio sobre los discípulos de Emaús. Cuando éstos se sientan a la mesa y reciben de Jesucristo el pan bendecido y partido, se les abren los ojos, descubren el rostro del Resucitado, sienten en su corazón que es verdad todo lo que Él ha dicho y hecho, y que ya ha iniciado la redención del mundo. Cada domingo y cada Eucaristía es un encuentro personal con Cristo. Al escuchar la Palabra divina, el corazón arde porque es Él quien la explica y proclama. Cuando en la Eucaristía se parte el pan, es a Él a quien se recibe personalmente. La Eucaristía es el alimento indispensable para la vida del discípulo y misionero de Cristo.
Es necesario que los cristianos experimenten que no siguen a un personaje de la historia pasada, sino a Cristo vivo, presente en el hoy y el ahora de sus vidas. Él es el Viviente que camina a nuestro lado, descubriéndonos el sentido de los acontecimientos, del dolor y de la muerte, de la alegría y de la fiesta, entrando en nuestras casas y permaneciendo en ellas, alimentándonos con el Pan que da la vida. Por eso la celebración dominical de la Eucaristía ha de ser el centro de la vida cristiana.
El encuentro con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a la solidaridad; despierta en el cristiano el fuerte deseo de anunciar el Evangelio y testimoniarlo en la sociedad para que sea más justa y humana. (Benedicto XVI en Aparecida)
4. (Ver LORCIC - Conferencia Episcopal Argentina. Lineamientos y Orientaciones para la renovación de la catequesis de iniciación cristiana (2010)
A. Necesidad de un proyecto
pastoral
El
proyecto pastoral es el marco necesario e infaltable para la
catequesis ; Un proyecto pastoral que busque formar comunidades
vivas, que contemple y vincule todos los momentos del proceso
evangelizador -en el cual aquel que ha recibido el anuncio de la
Buena Noticia, sea catequizado y habiendo celebrado su iniciación
cristiana pueda vivir y compartir la fe- así se ofrecerá a nuestra
catequesis un valioso soporte, un horizonte hacia el cual caminar,
alternativas de integración, ámbitos y comunidades de perseverancia
en la comunidad eclesial.
29-
Es importante señalar la riqueza renovadora para la vida cristiana
de toda la comunidad que lleva consigo la implementación de este
proceso evangelizador kerigmático-catecumenal. “Es necesario
asumir la dinámica catequética de la iniciación cristiana. Una
comunidad que asume la iniciación cristiana renueva su vida
comunitaria y despierta su carácter misionero. Esto requiere nuevas
actitudes pastorales de parte de obispos, presbíteros, diáconos,
personas consagradas y agentes de pastoral”.DA 291.
Es apropiado que
en cada parroquia se instaure en forma ordinaria un espacio
evangelizador, tanto para el momento del anuncio del kerygma como
para el catecumenado.
Todos en la comunidad deben tener la oportunidad de vivir esta
experiencia enriquecedora. Cf. DGC 62.
30-
La
renovación de la catequesis de iniciación no es simple aplicación
de técnicas o métodos:
es un espíritu que debe impregnar a toda la comunidad: sólo así se
convierte en verdadera fuerza renovadora de la vida en nuestras
comunidades.
Entre las “Acciones destacadas” de NMA, (Cap. 5) está la segunda: “Acompañar a todos los bautizados hacia el pleno encuentro con Jesucristo”. Esto toca de lleno a la tarea pastoral y catequística. Llegamos a muy pocos bautizados, la mayoría de los cuales no participan en la vida de la Iglesia NMA. 90.; estos deben vivir en plenitud su dignidad de hijos de Dios y experimentar la alegría de pertenecer a la Iglesia Id. 91..
Navega mar Adentro nos dice:“La caridad pastoral de la Iglesia, que entre sus recursos cuenta con una gradual pedagogía, tiene la misión de conducir a sus hijos hacia una vida cristiana plena. En efecto, muchos no participan en la vida de las comunidades cristianas, debilitándose su sentido de pertenencia y el crecimiento en la fe.
Ante esa realidad de fragilidad espiritual, cada vez más acentuada, tenemos que poner un particular empeño para que, mediante un vigoroso anuncio del Evangelio, ningún bautizado quede sin completar su iniciación cristiana, facilitando la preparación y el acceso a los sacramentos de la Confirmación, la Reconciliación y la Eucaristía.
Con suave pero firme persuasión pastoral, hemos de invitar a participar de una vida cristiana que se distinga por el arte de la oración, y ponga su mirada en alcanzar la plenitud de la participación eucarística, sobre todo en la celebración dominical.
En tal sentido, las familias, parroquias, colegios, movimientos y otros organismos eclesiales, han de ofrecer los ámbitos concretos donde los bautizados puedan nutrirse de la Palabra de Dios y descubrir fácilmente la atrayente belleza del seguimiento de Cristo en sus diversas manifestaciones.
Todos los esfuerzos, mediante la implementación del itinerario catequístico permanente y el asiduo recurso al Catecismo de la Iglesia Católica, han de dirigirse a una renovación de la catequesis para que cada uno de los bautizados experimente cada vez más la presencia y cercanía de Cristo vivo en su Iglesia en la participación en el Sacrificio eucarístico” .NMA. 92.
En la cita de este texto, debemos aclarar que al hablar de la iniciación cristiana, cuando dice “facilitando la preparación y el acceso a los sacramentos”, no está diciendo que bajemos el nivel o reduzcamos las exigencias –nivelando hacia abajo-, sino que procuremos poner al alcance de todos –mediante métodos y acciones pastorales adecuados-, procesos de evangelización y de catequesis de iniciación integrales, básicos, profundos, sistemáticos y bien fundamentados, tendientes a formar verdaderos cristianos adultos y maduros en su fe. ¡Todo un desafío a nuestra creatividad! Y es por esto que se plantea hoy como urgencia un proceso evangelizador que anuncie a Jesucristo vivo, “camino para la conversión, la comunión y la solidaridad” Ecclesia in America (=EA), 3.
Un verdadero anuncio kerigmático, seguido por un proceso adecuado de iniciación cristiana en estilo catecumenal.
5. Una mirada a los comienzos (miniretiro)
Cómo fue la primera iniciación cristiana?
Es la que hizo el propio Jesús con sus primeros discípulos. Los invito a sumergirnos en los Evangelios desde esta perspectiva, sentirnos nosotros iniciados a la vida cristiana por el propio Jesús con aquellos primeros discípulos.
Textos de los primeros llamados en Juan y en los sinópticos.
Jn.1, 32-36: el testigo es “mediador” del llamado… ¿Quiénes fueron nuestros testigos?
Jn.1, 37: “siguieron”, respuesta humana de búsqueda, el corazón se prepara para el encuentro…
Jn.1, 38: el diálogo se establece a partir de la “búsqueda” de los futuros discípulos… (Emaús: “de qué venían conversando…?”)
Jn.1, 39: “Vengan y vean” (palpen, experimenten, compartan la mesa y el hogar, ¡discípulos!). La iniciación cristiana no es primero estudio, conocimiento intelectual, doctrina… es encuentro personal “con todo nuestro ser” con Alguien personal… Sin este encuentro, todo lo demás no nos hace “cristianos”(partícipes de la unción y misión del “Cristo”).Para este encuentro hace falta tiempo, convivencia… “se quedaron con él el resto del día”. Recuerdo imborrable: “eran las cuatro de la tarde”.
¿Qué recuerdos imborrables” han marcado nuestro personal seguimiento de Jesús?
Jn.1, 40-42: el discípulo se hace testigo, mediador del llamado.
- Mc.1,35-39: Jesús Maestro, oración, anuncio, sanación (salvación)
- Mc.1,40-45: “toca” y se hace impuro… (Samaritana, prostituta, niños… centurión, Nicodemo… TODOS)
- Mc,2, 13-17: ¿A qué “familias” evangelizamos nosotros… qué sectores sociales…?
- Mc.2,27: recordemos el lamado “Concilio” de Jerusalén… “solo lo imprescindible…” Es así en nuestras catequesis, en nuestras comunidades,…?
- Mc. 3, 13-15: “llamó a los que El quiso” – “y vinieron a El”… “para ESTAR con El, y para ENVIARLOS A PREDICAR, dándoles poder para ECHAR A LOS DEMONIOS”… discípulos, testigos, misioneros… para que tengan VIDA y vida en abundancia.
- Mc.3, 31-34: la familia de Jesús… todo el que hace la voluntad de Dios… ¿nuestras comunidades?
- Mc.6,12: anuncio – conversión – signos “sacramentales”
- Mc.6,34: los sentimientos del corazón del Maestro, deben ser los del discípulo.
6.
Catequesis familiar
Durante mucho
tiempo, la preparación de los niños para la Primera Comunión, (en
la práctica, la única forma de catequesis conocida) estuvo a cargo
de personas de buena voluntad, en su mayoría jovencitas, ó señoras
que no habían tenido ninguna oportunidad de prepararse como
catequistas.
El sacerdote, en el
mejor de los casos, acompañaba y supervisaba la tarea.
Pero además, el
contenido de esa catequesis era abstracto, doctrinal, grabado en la
memoria del niño a través de fórmulas teológicas (el famoso
catecismo de las 92 preguntas, que comenzaba con la definición de
Dios: "Es el SER infinitamente perfecto..." y proseguía :
"hay un solo Dios verdadero, que ama a todos los hombres, y que
premia a los buenos y castiga a los malos ")1.
A los padres se los
convocaba alguna que otra vez, sobre todo al final, para ultimar
detalles sobre vestidos, ceremonias, fotos, etcétera.
En la práctica, se
había olvidado un principio fundamental: los padres son los
primeros responsables de la educación cristiana de sus hijos.
7.
CATEQUISTAS DE ADULTOS
En la CATEQUESIS FAMILIAR, el COORDINADOR del grupo de padres pasa a ser un verdadero CATEQUISTA DE ADULTOS, es decir, el que los acompaña en un proceso de redescubrimiento y maduración de la propia fe, para que ellos a su vez puedan acompañar (ser CATEQUISTAS) a sus propios hijos. Para ser coordinador, por lo tanto, se requiere:
* Ser una persona
ADULTA.
* Vivir la Fe,
intentar cada día poner la vida en sintonía con el Evangelio y no
limitarla a un simple cúmulo de nociones ó una práctica rutinaria.
* Estar dispuesto a
trabajar en EQUIPO.
La catequesis, sobre
todo la de adultos, no es tarea de francotiradores. Además, el
sentirse parte de una comunidad que envía, es fuente interior de
seguridad y apoyo para el propio coordinador.
El coordinador,
alimentándose cada semana en la reunión del Equipo responsable,
podrá a su vez transmitir en el grupo de padres las vivencias y las
pautas necesarias para la celebración del encuentro correspondiente,
tendiendo siempre a concretar el anuncio de la Fe en actitudes de
vida renovadas, a la luz del EVANGELIO.
8.
Catequistas de niños
A los niños se los
reunirá también en ENCUENTROS SEMANALES, que podrán estar a cargo
de uno o varios CATEQUISTAS ANIMADORES, pero en las cuales también
es fundamental la participación de los coordinadores: en ellos
podrán complementar la labor hecha por los padres y dar el aspecto
comunitario que toda catequesis requiere.
Comentarios