Evangelización y catequesis
P. Victor Saulo Acha visaulo@gmail.com
La catequesis es una de las tareas, y muy relevante, de la evangelización. Por eso para plantear adecuadamente el proceso catequístico y sus requerimientos actuales, es imprescindible partir de una exhaustiva reflexión sobre la acción evangelizadora de la Iglesia. Todo lo que digamos sobre la evangelización cabe aplicarlo a las tareas de la catequesis. “La Evangelización es la misión esencial de la Iglesia, es su dicha, su vocación y su identidad. La Iglesia existe para evangelizar” 2 . Asumiendo esta expresión vibrante, miramos la realidad de nuestra evangelización actual, para reconocer los límites y logros,
los fracasos y dificultades. La Iglesia debe siempre analizar su tarea con ojo crítico para poder continuar ofreciendo lo mejor de si para llevar la Buena Noticia al mundo. El Papa Juan XXIII al inaugurar el Concilio decía "Un orden nuevo se está gestando, y la Iglesia tiene ante sí tareas inmensas, como en las épocas más difíciles de su historia. Porque lo que hoy se nos exige de la Iglesia es que infunda en las venas de la humanidad actual la virtud perenne, vital y divina del Evangelio" 3 . La maduración de esta propuesta se ha dado durante los últimos 50 años. Reconociendo que hay un hito significativo, cual es aquella carta magna de la “misión de la Iglesia” que conocemos como Evangelii Nuntiandi de Pablo VI. Posteriormente, Juan Pablo II retoma reiteradamente el tema, quedando ya instalada para el futuro de la pastoral de la Iglesia la expresión “Nueva Evangelización”. Evangelii Nuntiandi propone que la Iglesia responda con la luz única del Evangelio a los clamores de la humanidad actual: “qué eficacia tiene en nuestros días la energía escondida de la Buena Nueva... ¿Hasta dónde... puede transformar verdaderamente al hombre de hoy? ¿Con qué métodos hay que proclamar el Evangelio para que sea eficaz?... En este ciclo de la historia, la Iglesia ¿es más o menos apta para anunciar el Evangelio y para inserirlo en el corazón del hombre con convicción, libertad de espíritu y eficacia?” 4 Las preguntas vinculan Evangelio y realidad, o mejor se preguntan si ese vínculo existe y si la Iglesia sigue siendo capaz de mantenerlo y hacerlo realidad hoy. Como la realidad es cambiante y la historia se construye constantemente, Evangelización será siempre Nueva Evangelización. ¿Qué es para nosotros evangelizar? Una Evangelización que escucha para saber anunciar El evangelizador debe acercarse a la realidad con el oído del corazón muy abierto para poder percibir en ella las preguntas, que son a veces clamores vibrantes y otras veces susurros agónicos, pero siempre constituyen la expresión de lo que las personas y la sociedad aguardan como anhelos profundos. Hemos estado habituados a un estilo pastoral concebido desde la seguridad de lo doctrinal, llegando a veces a hablar y actuar desde una suerte de suficiencia o soberbia propias de quien se siente poseedor único de la verdad. 1 Este artículo presenta de manera sucinta el contenido desarrollado en V.S.Acha, Nueva Evangelización ¿propuesta o desafío?, Ed. Claretiana, Bs. As. 2007. 2 EN 14. 3 JUAN XXIII, Constitución Apostólica de Convocatoria del Concilio, 25 Dic. 1961, nº 2. 4 EN 4. Un estilo pastoral expresado en la exposición de verdades y de preceptos morales rígidos, que no dan lugar para que el interlocutor manifieste sus dudas y temores, sus esperanzas y anhelos. Al faltar el diálogo las verdades anunciadas pueden convertirse en “un barniz superficial…”, constituyendo, sin desearlo, la causa de “…la ruptura entre Evangelio y cultura… el drama de nuestro tiempo como lo fue también en otras épocas…” 5 . La capacidad de escucha y apertura de personas y comunidades creyentes no es una renuncia a la proclamación clara, vibrante y oportuna del Mensaje. Antes bien se trata de un modo diferente de presentar y ofrecer lo que creemos e intentamos vivir, con la esperanza de que otros también lo hagan. La comunidad evangelizadora siempre debe hacerse preguntas de cara a la realidad, antes que ofrecer solo respuestas elaboradas a priori. Las preguntas están instaladas en la realidad: hay que saber escuchar. Una Evangelización encarnada y testimonial “...la evangelización debe orientarse hacia la formación de una fe personal, adulta, interiormente formada, operante y constantemente confrontada con los desafíos de la vida actual...debe estar en relación con los “signos de los tiempos”. No puede ser atemporal ni ahistórica... se debe realizar a través del testimonio personal y comunitario... debe explicar los valores de justicia y fraternidad, contenidos en las aspiraciones de nuestros pueblos... la evangelización necesita, como soporte, de una Iglesia-signo” 6 . La cita nos plantea que el testimonio es una actitud eminentemente comunitaria y que cuando de hecho lo es, constituye un paso evangelizador clave. Es decir que la evangelización comienza por un testimonio comunitario que haga presente en el mundo la fuerza transformadora del Evangelio de Jesús. Evangelización encarnada y testimonial significa entonces una integración plena de los creyentes y de las comunidades con el enclave donde viven, con las realidades políticas, económicas, sociales y culturales de su medio para ser aquella presencia “silenciosa pero eficaz”, que muestra a través de palabras y acciones el proyecto del Evangelio de Jesús. Es urgente establecer un nuevo estilo de inserción en el mundo que haga presente el Evangelio respetando siempre las diferencias y las opciones de personas y grupos. Una evangelización que deja la pastoral de cristiandad y es propuesta convincente en un mundo plural Durante siglos hubo un modelo de Iglesia que podemos englobar en la denominación “Iglesia de la cristiandad”, que se expresó en una determinada práctica misionera y pastoral que llegó hasta el siglo XX. El mundo ha cambiado, y en este mundo plural la pretensión de un modelo de cristiandad es absolutamente inviable además de ser una distorsión de la propuesta del Reino que Jesús alentó. “...ha pasado ya... la situación de una sociedad cristiana... hoy se ha de afrontar con valentía una situación que cada vez es más variada y comprometida, en el contexto de la globalización y de la nueva y cambiante situación de pueblos y culturas... es necesario un nuevo impulso apostólico que sea vivido como compromiso cotidiano de las comunidades y de los grupos cristianos...” 7 . No habrá evangelización eficaz si nuestras comunidades se reducen al sostenimiento de las estructuras tradicionales y a la preocupación por la organización interna de sus miembros y grupos sin proyección hacia la sociedad en donde viven, hacia el mundo plural donde no cabe la hegemonía religiosa que tuvimos en la cristiandad. 5 EN 20. 6 DM 7, 13. 7 NMI. Novo Millennio Ineunte.Una Evangelización liberadora como servicio al mundo La humanidad madura en el devenir de su historia, por eso nunca como hoy se ha tenido conciencia tan clara de la dignidad humana, de la igualdad de derechos de todos, de la significación antropológica y social de la libertad y de la justicia. También la comprensión del Evangelio crece en la medida que las comunidades cristianas lo viven y la teología, la predicación y la catequesis lo expresan en sus formulaciones. En América Latina hay coincidencias que originadas en el contexto de este Continente, han pasado a la reflexión y a la praxis de toda la Iglesia. Así sucede con la liberación; la opción por los pobres; la Nueva Evangelización. El anuncio de la liberación cobró particular énfasis en nuestro continente, signado como el resto del tercer mundo por la dependencia y la opresión. Así surgió la reflexión teológica reconocida como teología de la liberación. Israel, pueblo de Dios, nace como tal en la gesta liberadora de Moisés, porque “Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Si, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a liberarlo…” 8 . Y Jesús identifica su misión con esa intervención de Dios frente a las opresiones que padecen los más débiles “El Espíritu del Señor está sobre mi…Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos…” 9 . La humanidad toda es invitada a transitar estos caminos de liberación, por eso quien adhiere al Evangelio de Jesús, ha de proclamar siempre este Mensaje buscando hacerlo realidad en las estructuras de la sociedad. Este compromiso con lo social no es optativo para el creyente, porque surge de la esencia misma de la propuesta del Reino que Jesús vino a proponer. De tal modo que abarcando y partiendo de “la vida concreta personal y social”, las acciones evangelizadoras de la Iglesia aporten desde la fe una contribución específica a la transformación social global de las estructuras de injusticia y opresión. Una evangelización que lleva el signo mesiánico del compromiso con el pobre Jesús responde a los enviados de Juan “Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres…” 10 . Y con el mismo énfasis que dice “felices los pobres” proclama aquella enfática diatriba: “Ay de ustedes los ricos (los satisfechos… los que ríen…), porque ya tienen su consuelo”. Así se presenta Jesús. Su compromiso consiste en salir al paso de las carencias y de las marginaciones; encontrarse con el rostro doliente de los pobres; hacerse para todos ellos evangelio es decir “buena noticia”. Es a la vez un compromiso transformador y un anuncio esperanzador. Como en otros aspectos, también en lo referente a la opción por los pobres ha madurado la reflexión teológica y el compromiso pastoral de la Iglesia, en particular en nuestro continente. Documentos del magisterio, teólogos y pastoralistas se han expresado en este sentido. “…la situación del hombre latinoamericano… (está signada por) la miseria que margina a grandes grupos humanos. Esa miseria, como hecho colectivo, es una injusticia que clama al cielo…” 11 . “La pobreza de la Iglesia y de sus miembros en América Latina debe ser signo y compromiso. Signo del valor inestimable del pobre a los ojos de Dios; compromiso de solidaridad con los que sufren… 8 Éxodo 3, 7-8. 9 Lucas 4, 18. 10 Lucas 7, 22. 11 DM 1,1.3; 2, 22-23. preferencia efectiva a los sectores más pobres y necesitados… esta solidaridad significa hacer nuestros sus problemas y sus luchas y saber hablar por ellos… la denuncia de la injusticia y la opresión… la lucha cristiana contra la intolerable situación que soporta con frecuencia el pobre… 12 . La opción por los pobres es opción por las mayorías marginadas de la historia; es opción por aquella porción de humanidad que subsiste en los espacios de exclusión que paradójicamente la humanidad misma genera en sus procesos de crecimiento; por aquellos que están más cerca de la muerte que de la vida; por las víctimas de las violencias institucionales de injusticia y de las represiones con que se les extermina si intentan liberarse. Estos planteos hacen que la Iglesia deba preguntarse: ¿qué es evangelizar? ¿qué deben ser nuestra vida eclesial y sus estructuras? ¿cuál debe ser la dirección del proceso evangelizador? ¿cuál será la catequesis adecuada? La Nueva Evangelización, desde esta opción preferencial por los pobres, deberá ser evangelización liberadora. Esto implica: una revisión de los métodos pastorales, para que la evangelización nueva esté signada por el diálogo, la tolerancia, el encuentro creativo, y las acciones liberadoras para que, desde los más pobres, se integre a todos sin exclusiones; un posicionamiento distinto de la Iglesia, de sus pastores, ministros y animadores, porque es preciso devolver la palabra a los marginados y excluidos de modo que se integren en el diálogo de la evangelización y en la construcción de la comunidad eclesial; un estilo de evangelización que se articule con la realidad social con sus carencias y posibilidades, porque “las situaciones históricas y las aspiraciones auténticamente humanas forman parte indispensable del contenido de… (la evangelización y) la catequesis” 13 ; en un continente marcado por las desigualdades sociales y por las dominaciones imperialistas y donde los pobres padecen los estragos de estas injusticias, la evangelización ha de ser proféticamente liberadora, para aportar el caudal humanizante de la propuesta cristiana y el sentido de la vida que surge del evangelio. ¿Una catequesis nueva? Señalamos al comienzo que la pastoral de la Iglesia es toda ella evangelización, porque las acciones de la Iglesia, también la catequesis, no tienen otra razón de ser que proclamar oportuna e inoportunamente, con ocasión o sin ella esa Buena Noticia que ha dejado el Señor para ser anunciada en todo tiempo y lugar. Entendemos la catequesis como “un camino de crecimiento y maduración de la fe, en un contexto comunitario eclesial que da sentido a la vida” 14 . De este modo afianza en los creyentes la adhesión inicial despertada por el primer anuncio del Mensaje. Y si asumimos los desafíos de una nueva evangelización, también las tareas de la catequesis reclaman novedad, porque el acto catequístico parte de las situaciones concretas de las personas y comunidades y ambas son siempre cambiantes. En nuestro mundo actual con profundas transformaciones, donde se han superado las barreras geográficas, donde se descree de casi todo y donde las rupturas generacionales son más profundas que nunca, en este mundo, la catequesis debe buscar nuevos modos de formulación de sus contenidos para satisfacer tantos nuevos interrogantes. Por eso, reitero, a “nueva evangelización”, “catequesis nueva”. Si aplicamos a la catequesis aquellos cinco aspectos de la Evangelización nueva, podemos decir que necesitamos: Una catequesis que escucha para saber anunciar. 12 DM 14, 7,9,10. 13 DM 8,6. El texto original dice “catequesis”, donde he puesto entre paréntesis “evangelización”. Me permito esta licencia ya que la catequesis es una de las expresiones de la evangelización y es legítimo decir de sta lo que se afirma de la catequesis. Ver también DP 85. 14 JEP. Juntos para una evangelización permanente No. 50. Una catequesis encarnada y testimonial. Una catequesis que deja la pastoral de cristiandad y es propuesta convincente en un mundo plural. Una catequesis liberadora como servicio al mundo. Una catequesis que lleva el signo mesiánico del compromiso con el pobre. Esto exige la revisión de muchos manuales; el replanteo de la catequesis en el marco de los proyectos pastorales; la reformulación de programas de formación de catequistas; el diálogo para buscar criterios comunes en el ámbito de la catequesis de cada comunidad y de cada diócesis. En el mismo sentido hay un desafío particular a cada catequista, para revisar siempre a la luz del evangelio, sus proyectos, sus propuestas, sus acciones, adecuándolos a las urgencias de cada tiempo y lugar. Esta actitud personal se debe integrar con un trabajo permanente de la comunidad de catequistas, para que en el diálogo y la reflexión descubran cómo proclamar el anuncio del Evangelio de manera eficaz, a sus interlocutores en la catequesis. Frases de choque Evangelii Nuntiandi propone que la Iglesia responda con la luz única del Evangelio a los clamores de la humanidad actual. Hemos estado habituados a un estilo pastoral concebido desde la seguridad de lo doctrinal, llegando a veces a hablar y actuar como quien se siente poseedor único de la verdad. El anuncio de la liberación cobró particular énfasis en nuestro continente, signado como el resto del tercer mundo por la dependencia y la opresión. La opción por los pobres es opción por las mayorías marginadas de la historia. Entendemos la catequesis como “un camino de crecimiento y maduración de la fe, en un contexto comunitario eclesial que da sentido a la vida”.
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